Cuando el fuego se abre,
no es por accidente.
Algo dentro de mí
pide romper el silencio.
no es por accidente.
Algo dentro de mí
pide romper el silencio.
Los silencios comienzan a hablar
en lenguas que no sabía mías.
El humo dibuja palabras antiguas
que dormían en el fondo de mí,
ocultas como semillas
bajo capas de miedo.
La noche me marca con señales nuevas.
Como si la luna,
cómplice de lo que callé,
escribiera en mi piel que vuelve a sentir.
He cruzado un umbral.
Y con él,
Y con él,
la sombra que me arrojé encima
cuando temí a mi propio nombre.
cuando temí a mi propio nombre.
Cada fragmento me devuelve
una versión distinta:
el que fui y no entendí,
el que evitó mirar,
y el que aún me espera
con las manos abiertas
y los ojos cubiertos de ceniza.
La luna susurra nombres olvidados,
como si me hablara desde adentro.
Me recuerda lo que solté
por miedo, por cansancio,
por creer que buscarme era perder.
como si me hablara desde adentro.
Me recuerda lo que solté
por miedo, por cansancio,
por creer que buscarme era perder.
Ardo. Pero no me quemo.
Soy una llama que aprende
mientras baila con el viento,
desordenada y viva.
Soy una llama que aprende
mientras baila con el viento,
desordenada y viva.
El fuego no me castiga:
me desarma, me revela.
Y sus cenizas,
las de todo lo que creí ser,
dibujan el mapa
de por dónde volver a empezar.
me desarma, me revela.
Y sus cenizas,
las de todo lo que creí ser,
dibujan el mapa
de por dónde volver a empezar.
Esta noche,me doy un nuevo nombre:
no el del pasado,
ni el del que otros quisieron.
Sino uno hecho de fuego,
viento y camino.
Uno que no necesita pronunciarse
para saber quién soy.
No soy luz por ser perfecto,
sino por atreverme a encenderme
en medio de la oscuridad.
sino por atreverme a encenderme
en medio de la oscuridad.
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