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08 febrero, 2021

Los Suicidios de Pueblo Lavanda I. Leyendas de la nueva era.

Cincuenta años después de la aparición de los primeros juegos de video y del inicio de la permanente lucha por la atención de los niños, son muchas las historias que circulan de boca en boca y que involucran diversos aspectos y actores que forman parte de este nuevo mundo tecnológico.

Todos recordamos de alguna manera a aquellos pequeños animalejos que se esconden en unas bolas para hacerlos portátiles hasta que se les llame para luchar entre si. Estos “Monstruos de bolsillo”, “Pocket Monsters” o “Pokemones” como todos los conocemos,  son muy famosos ahora por una serie de dibujos animados para la televisión y una que otra aventura en la pantalla grande muy popular entre niños y jóvenes.
 
Aunque la mayor parte de nosotros los recuerda por sus aventuras en la televisión, los aguerridos “Pokemones” saltaron a la fama por un juego de video bastante simple que salió a la venta en Japón a finales del siglo pasado. Diseñado especialmente para un tipo portátil de consola, los niños japoneses aceptaron y se aficionaron rápidamente a las aventuras de los mostritos no existiendo prácticamente ningún niño que no disfrutara del juego en alguna oportunidad.

El problema es que, según la leyenda popular, el sencillo juego no era tan inocente como aparentaba y, mientras los niños jugaban con él.. algo parecía pasar con sus frágiles mentes en desarrollo provocándoles graves y peligrosos cambios en su conducta.

Según se cuenta, los niños comenzaron a presentar extraños síntomas entre los que se encontraban dolores de cabeza, irritabilidad y hemorragias nasales. Dicen los que multiplican esta historia, que algunos de los niños afectados llegaron hasta provocarse graves heridas auto-infringidas. Los casos de niños afectados fueron multiplicándose y haciéndose cada vez más graves hasta que, tristemente, muchos niños llegaron a tomar la triste determinación de acabar con sus vidas movidos por una profunda depresión. Al menos, esto es lo que se cuenta.

De todas las historias que circulan en internet, existen pocas referencias precisas de cómo los niños decidieron acabar con sus vidas pero algunos hablan de ahorcamientos y otros de cosas terribles con cuchillos y maquinarias. Tampoco hay un acuerdo general sobre la cantidad de niños afectados. Algunos dicen que fueron cerca de doscientos niños, pero parece haber cierta tendencia a repetir la cifra de 104 pequeños fallecidos solo en el año 1996 por esta causa.

Lo que si comparten todas las versiones de la historia es que los niños fallecidos, sin excepción, habían estado jugando con sus consolas portátiles las primeras versiones del popular juego, conocidas como “roja” y “verde”. Según la creencia, los niños habían superado correctamente y sin inconvenientes todos los niveles iniciales del juego. Cuentan que todos los niños afectados se encontraban jugando, al momento de presentar los síntomas, el nivel conocido como “Pueblo Lavanda”. En el juego, este lugar se corresponde con un cementerio encantado muy de estilo japonés, con tumbas y fantasmas pokemones, en el que el protagonista debía realizar algunas actividades propias de la historia que representaba.
 
Según la creencia popular, al llegar a este nivel del juego, los niños afectados comenzaron a sufrir de todos esos extraños síntomas descritos hasta que la depresión sufrida les obligaba a auto-agredirse llevando a muchos a tomar, al final, la triste decisión de acabar con sus vidas.
 
Cuentan, sin mostrar evidencias claras, que las investigaciones realizadas demostraron que existía una estrecha relación entre los síntomas mostrados por los niños y la música con la cual los diseñadores del juego habían ambientado el misterioso nivel de Pueblo Lavanda.

Es tan elaborada la historia que, Inclusive, circula en internet una supuesta entrevista a un ex – empleado de la empresa diseñadora del juego en la que denunciaba su responsabilidad directa en la creación de la diabólica melodía. La supuesta entrevista deja entrever la responsabilidad culposa de los diseñadores y su interés comercial al introducirla en el juego a sabiendas de su efecto dañino en las inmaduras mentes infantiles. Se dice que el tema fue creado y modificado de tal manera que, oculto en las notas principales, colocaron acordes en una frecuencia solo audible por los niños. Estos acordes fueron los responsables de los trágicos efectos ya indicados.

Supuestamente, al descubrirse la relación entre el juego y las muertes de los niños, se propagó una violenta reacción en la opinión pública que obligó a la empresa a establecer correctivos para eliminar los efectos negativos. Según se cuenta, los diseñadores modificaron las escalas en la banda sonora eliminando las notas que causaban los mortales efectos en los niños. Una vez obtenida una versión limpia de La canción, el  fondo musical de pueblo lavanda fue remplazado en todas las nuevas ediciones del juego por lo que, hasta hoy no han llegado copias con la versión original de la música en pueblo lavanda.

En la PRÓXIMA ENTRADA hablaremos un poquito sobre las causas de la popularidad de esta historia y las verdades en las cuales podría tener su origen. Mientras tanto, si te atreves, puedes escuchar en youtube un fragmento de la cuestionada canción haciendo CLIC AQUI.


 
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Los Suicidios de Pueblo Lavanda II. Algo es real

La leyenda de Pueblo Lavanda es una historia creepypaste muy popular que se generó, y alimentó, en internet ya avanzado el siglo XXI. Sin que nos extrañe, no parece tener un fundamento histórico verificable por registros confiables pero parece estar fundamentada en dos aspectos que han contribuido a darle cierto aire de realismo ante la credibilidad popular:

En primer lugar a pocos se les hace extraña una historia de este tipo cuando inicialmente está ambientada en Japón, lugar de origen del juego original y donde la cultura del suicidio tiene un alcance bastante difícil de comprender en el mundo occidental. Es que, según parece por razones culturales, Japón tiene la tasa de suicidios más alta del mundo llegando a ser casi el doble de la media mundial. Estadísticas indican que, en ese país, la principal causa de muerte en jóvenes entre 15 y 39 años es el suicidio. En el año 1996, año en que supuestamente ocurrió el suceso, se reportó la friolera de 22.138 suicidios. Estos datos, reales y de acceso público, representan cerca de 18 suicidios por cada 100.000 habitantes. Y podemos atrevernos a asegurar que es muy poco probable que alguno de ellos fuera provocado por escuchar la música de pueblo Lavanda
.
El otros aspecto que alimentó la leyenda es el que probablemente sirvió de punto de partida a la misma y que, modificado por las transmisión boca a boca, le dio la mala fama al juego de video. Es que efectivamente las primeras emisiones de las aventuras pokemon por televisión tuvieron un desagradable percance que causó revuelo mundial y que aún hoy es comentada y estudiada en círculos técnicos y científicos.
 
Allá en 1996, cuando la serie de TV era un producto regional transmitido solo en Japón, se emitió uno de los primeros capítulos en que se representaba como siempre una lucha entre dos de los pequeños monstruitos de bolsillo.  En esta secuencia animada, los dibujantes echaron mano de una gran cantidad recursos gráficos muy llamativos usando una combinación de colores con brillos y matices bastante agresivos para ambientar la batalla.
 
La escena televisiva duró solo unos segundos pero, al verla, una gran cantidad de niños mostraron una serie de reacciones neurológicas que incluyeron dolores de cabeza, mareos y convulsiones. Se demostró en aquel entonces que las escenas transmitidas fueron el detonante de episodios epilépticos provocados por estímulos visuales. En esta ocasión, la relación entre las imágenes transmitidas y los ataques epilépticos fue demostrada y sustentada científicamente, se estudiaron más de 600 casos, y obligó a la empresa a suspender la transmisión del capítulo involucrado y a su modificación para posteriores transmisiones dentro y fuera de Japón.
 
Es muy probable que la historia, real y documentada, de estos ataques epilépticos haya evolucionado por el imaginario popular hasta convertirse en la leyenda de los suicidios de pueblo lavanda en una un país donde estos forman parte de sus más oscuras estadísticas. Una vez más, una pequeñísima parte de verdad en una gran leyenda.

La leyenda de pueblo lavanda, en el fondo, se diferencia poco de las brujas que robaban niños en la edad media o de “el coco” que aguarda en los armarios. Es la misma historia en diferente época. Todas ellas han nacido de aquellos temores que nos han acompañado por toda nuestra historia y que evolucionan y se adaptan a cada época que vivimos. Cada generación tiene una historia parecida y la transmite de boca en boca hasta que las nuevas generaciones la remplazan por una propia.

Particularmente, por aquí hay especial cariño por la demoniaca historia de unas criaturitas azules que poblaban los bosques ochenteros del siglo pasado y de las que no sé por qué razón les llamaron “pitufos”. Tal vez reservemos un lugar en el futuro para contar esa historia… pero eso, eso será en otro cuento de fogata.


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