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25 enero, 2021

Los Niños de la Vía del tren en San Antonio

Si andas por el estado de Texas en Estados Unidos, y pasas por la ciudad de San Antonio, puedes someter a prueba tu valentía visitando el cruce de trenes ubicado en la intersección de Villamain y Shane. Cualquiera de los habitantes de la ciudad te dirá que cosas extrañas pasan allí, si te acercas demasiado a las vías del tren.
 
Desde muy pequeños los vecinos de San Antonio conocen la historia del supuesto grave accidente ocurrido hace más de ochenta años, allí en el cruce de Villamain y Shaine, en el que diez niños perdieron la vida cuando el autobús escolar que los transportaba trató de cruzar las vías del tren.
 
Según las historias de la gente, por allá en los años treinta, un autobús escolar tuvo un desperfecto mecánico justo al momento de cruzar las vías quedando varado sobre ellas. Probablemente la niebla y la oscuridad evitaron que el conductor pudiera detectar a tiempo la llegada del tren por lo que los chicos no pudieron evacuar totalmente el autobús antes de que ocurriera el choque. La violencia del impacto arrojó restos del vehículo y cadáveres destrozados a varios cientos de metros del cruce. Según dicen, al menos 10 niños fallecieron en el accidente.

Cuentan los lugareños que el conductor, una monja en algunas versiones de la historia, con una fuerte depresión y con la culpa atormentándole, intentó acabar con su vida parando su auto en las vías del tren, exactamente en el mismo sitio donde años antes había ocurrido el grave accidente. Dentro de su auto, esperando el golpe fatal, el conductor sintió de repente como algo empujaba el vehículo con tanta fuerza que, a pesar de tener el freno puesto, lo movió hacia adelante sacándolo de la vía justo cuando el tren pasaba. De esta manera, el providencial ayudante evitó lo que de seguro habria sido un mortal choque.

Pensando que alguien había adivinado lo que pretendía hacer y decidió evitar su suicidio, el conductor se bajó furioso del auto dispuesto a enfrentar a los entrometidos. Para su sorpresa no había nadie y no logró distinguir un alma en lo que le alcanzaba la vista. En la humedad sobre el maletero, en la parte posterior del auto, logró sin embargo distinguir claramente la marca de múltiples huellas de pequeñas manos que no tardaron en desaparecer. De repente, el mensaje le llegó claro. Por alguna razón, los pequeños aun rondaban el sitio del choque, y no estaban dispuestos a permitir que el accidente se repitiera, por lo que movieron su auto a un sitio seguro.
 
A partir del accidente, los vecinos de San Antonio dicen tener conocimiento de muchos casos en el que vehículos son apartados del peligro por manos misteriosas que mueven los autos a un sitio seguro cuando se aproximan peligrosamente a las vías del tren. Esto aparentemente ocurre en todos los casos, inclusive cuando la gente se coloca a sí misma en peligro para comprobar la leyenda. La leyenda dice que, si se coloca talco para bebes sobre el maletero, las huellas de las manos de los niños se revelan con mayor definición y permanencia.

En algunos casos, la gente dice haber tenido incluso contacto directo con alguno de los niños. En efecto, se cuentan historias de como un niño o niña sube al auto de las personas y les pide que le lleven a algún lugar, siempre lejano a la peligrosa intersección. Invariablemente, al llegar al sitio indicado, el niño ya no se encuentra dentro del auto. Hasta existen supuestas evidencias fotográficas de formas fácilmente identificables como niños, en imágenes casuales tomadas por turistas.

Con el correr de los años, la historia fue contada una y otra vez hasta convertirse en una de las leyendas urbanas más conocidas en los Estados Unidos. Desde los años 80 del siglo pasado, cientos de turistas de todo el país acuden anualmente al famoso cruce, hoy en desuso, tratando de poner a prueba la historia. La mayor parte de ellos, cuentan posteriormente haber vivido algún tipo de experiencia que les convence de que la leyenda es algo real.
 
Algunos de los visitantes cuentan haber comprobado como su vehículo fue empujado fuera de las vías. Otras personas juran haber sentido súbitamente el frio del invierno entrar por las ventanillas. Algunos escuchan las risas de los niños y otros han visto como un grupo de niños los observan desde lejos haciéndoles señas para que se pongan a salvo. Lo cierto es que, todos los que han pasado por el cruce de Villamain y Shane se han convencido de que algo paranormal ocurre allí, tratando de evitar que ocurra un accidente como el que la leyenda dice ocurrió hace ochenta años.

Los ejecutivos de la Union Pacific, la compañía ferroviaria responsable de la vía, han intentado de todas las formas posibles desmentir la leyenda. La masificación de la historia por todo el país, y el interminable flujo de turistas tratando de corroborarla, ha causado un problema de seguridad difícil de manejar. Por lo tanto han establecido un sin número de acciones para tratar de minimizar la afluencia de gente al área. Estas acciones emprendidas por la empresa incluyen el corregir el desnivel existente en el famoso cruce y que, según sus evaluaciones, es el causante de que los vehículos se muevan solos fuera de las vías. Así mismo han colocado señalizaciones y protecciones que tratan de evitar las posibles interferencias de las personas con los trenes. Todo esto aparentemente sin mucho éxito. La gente sigue tratando de vivir su propia experiencia paranormal con los fantasmas de los niños de San Antonio.

Aunque no existen registros de que un accidente real de esa magnitud haya ocurrido en ese cruce, la historia parece estar basada en un hecho que ocurrió realmente por esas fechas, solo que a más de 2.000 kilómetros de distancia en la ciudad de Salt Lake City en el estado de Utah.

La prensa local del año 1938, reseña lo que aun hoy es considerado el más grave accidente vial que involucra a un autobús escolar y un tren. El 2 de diciembre de ese año, durante la primera gran nevada del invierno, un autobús escolar se movilizaba en medio de la neblina. Con escaza visibilidad y las ventanas cerradas por el temporal, el conductor llevó el vehículo por las vías sin percatarse de que un tren de carga con más de 80 vagones se aproximaba por la vía a más de 80 kilómetros por hora.
 
El impacto fue alucinante. Al menos 30 personas, entre ocupantes del autobús y operadores del tren, murieron al instante. Se reportaron 15 sobrevivientes que llevaron toda su vida la carga de graves daños físicos y emocionales
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A raíz de este grave accidente, se emitieron órdenes y reglamentos que tratan de reducir al mínimo las posibilidades de que vuelva a ocurrir. Es a partir de aquí que se hizo obligatorio el uso de brazos mecánicos cruzados en los cruces de vías. Así mismo, es obligatorio para los choferes de autobús el detenerse en los cruces de ferrocarril y abrir la puerta y ventana del lado del conductor para ver y escuchar los trenes que se aproximan.

¿Cómo fue que un grave accidente ocurrido a tanta distancia pudo fijarse en la memoria colectiva de los vecinos de san Antonio, Texas? Es un misterio imposible de explicar. El hecho es que las evidencias y el testimonio de decenas de personas parece indicar que efectivamente algo ocurre allí en ese cruce. Algo que parece demostrar la existencia de fuerzas desconocidas que no tienen necesariamente que ser malignas sino que están allí para proteger, para ayudar a los que aún permanecen en el plano que han abandonado.

Si te asaltan las dudas y piensas que esta es solo una historia, un cuento que se relata a los turistas para atraerlos a ellos y su dinero, puedes viajar allá a San Antonio, Texas. Colocar tu auto en punto muerto sobre la vía del tren en el cruce de Villamain y Shane y esperar que manos fantasmales te aparten del peligro… Ocurra o no el milagro, tendrás tu propia historia para contar... tendrás tu propio cuento de fogata.



 
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12 enero, 2021

Anneliese Michel. Un Exorcismo real.

Anneliese Michele

En estos tiempos en los que la ciencia parece tener las palabras justas para explicarlo todo, hay cosas oscuras en el interior del ser humano que aún se empeñan en escapar de los cálculos y las computadoras de los investigadores modernos. Las películas de terror más famosas y los más prolíficos cuentistas no pudieron jamás presentar una historia tan oscura como la vivida por Anneliese Michel.

La desdichada Anneliese vino al mundo en 1952, en la región alemana de Baviera. Su familia, extremadamente católica, se aseguró de que la niña fuese educada en la más estricta fe religiosa. Se dice que un embarazo fallido antes del matrimonio, provocó en su madre cierto desequilibrio que generó un extremismo religioso manifiesto en la rigurosa educación que Anneliese recibió durante su vida. Su padre también era extremadamente creyente y al menos tres de sus tías eran monjas.

No debe extrañarnos que las explicaciones religiosas tuvieran preferencia cuando Anneliese comenzó a convulsionar a los 17 años. El diagnostico medico oficial de aquel entonces fue epilepsia del lóbulo temporal y ocasionó que la niña fuera internada por primera vez en un hospital para tratar de controlar los ataques que sufría y una grave depresión que la aquejaba.

En vez de mejorar, la chica empeoraba cada vez más. Durante sus oraciones diarias comenzó a tener visiones de sombras que la rodeaban, a escuchar voces, y a ver caras con rictus demoniacos. Al no encontrar resultados favorables en la medicina de la época, Anneliese se convenció de que su enfermedad era de origen maligno y la idea de una posesión demoniaca comenzó a fijarse en su mente. Como resultado se refugió cada vez más en su fe llegando a rogar, dos veces, a la iglesia que se le practicara un exorcismo.

La situación de la pobre chica solo empeoraba con el tiempo, las voces que oía comenzaron a darle órdenes autodestructivas. En 1973 dejó de comer por que los demonios, a través de las voces, no se lo permitían y tragaba arañas, moscas y cualquier insecto a su alcance. Dormía en el piso de su habitación y llegó a beber de su propia orina.

Ya para ese entonces, las demás personas comenzaban a compartir la idea de la posesión. La chica se automutilaba y comenzó a atacar a las personas cercanas, psicológica y físicamente. Mordía y golpeaba a su familia y los atacaba verbalmente usando sin miramientos sus secretos y debilidades. Gritaba en su habitación durante horas y no toleraba la presencia de objetos religiosos en su presencia destruyéndolos de inmediato.

Una vez más, los padres de Anneliese acudieron a la Iglesia para solicitar un exorcismo. Esta vez, la iglesia aprobó una evaluación de la situación asignando a un sacerdote para que estudiara el caso. Durante su evaluación, el investigador determinó que Anneliese estaba poseída por al menos 6 espíritus malignos incluyendo los de Lucifer, Nerón, Hitler y Judas Iscariote. Además de estos espíritus, otros más se manifestaban a través de ella ocasionalmente.

Los Exorcistas
Ante las evidencias recabadas, la Iglesia autorizó por fin el exorcismo de la Joven Anneliese. El obispo asignó el delicado procedimiento a dos sacerdotes que se avocaron a programar y a realizar el ritual inmediatamente.

El exorcismo de Anneliese Michel fue de lo más terrible que la mente maquiavélica de ningún escritor haya podido imaginar jamás. Durante 10 meses, la chica sufrió 67 sesiones de exorcismo a razón de una o dos por semana. Cada sesión llegaba a durar cuatro horas y los ataques que Anneliese sufría requerían a veces de hasta 3 hombres solo para sujetarla. En alguna oportunidad, fue encadenada a la pared para poder inmovilizarla. En una de esas sesiones llegó a fracturar sus rodillas por haber realizado cerca de 600 genuflexiones consecutivas.

Hoy conocemos con exactitud el sufrimiento de Anneliese ya que los exorcistas se cuidaron de grabar cada una de las sesiones generando al final cerca de 42 horas de audio que resultaron de gran importancia para documentar el procedimiento. Además, Las sesiones fueron presenciadas por familiares y amigos de la familia que atestiguaron haber visto a la niña desarrollar una fuerza sobrehumana y hablar en lenguas desconocidas con voces distintas.

Con el pasar del tiempo, la salud de Anneliese se deterioraba cada vez más. Al final, presentaba graves síntomas de desnutrición y tenía múltiples heridas por todo el cuerpo, así como la nariz y los dientes rotos. En alguna ocasión, la chica expresó haber tenido una visión de la virgen donde le ofrecía elegir entre expulsar sus demonios y permanecer con ellos para demostrar al mundo la existencia del mal.

La última sesión de exorcismo se realizó el 30 de Junio de 1976. Para ese momento, la chica presentaba un grave cuadro de neumonía, fiebre alta y extrema debilidad causada por la desnutrición. Con sus últimas fuerzas pidió ayuda para arrodillarse una vez más a orar y solicitó la absolución a los sacerdotes.

Anneliese Michel falleció el primero de Julio de 1976, sus últimas palabras gravadas por su madre fueron “mamá, tengo miedo”. Tenía solo 23 años de edad y durante 6 años luchó infructuosamente con sus demonios.

La autopsia realizada reveló que la niña murió por neumonía y una serie de descompensaciones causadas por desnutrición y deshidratación.
 
La Fiscalía comenzó inmediatamente las investigaciones y dos años después de la muerte de Anneliese, llevó a juicio a sus padres y a los sacerdotes que realizaron el exorcismo. Durante el juicio, se evaluaron publicamente las grabaciones que los exorcistas realizaron de sus sesiones y la opinión de infinidad de expertos. Al final, los acusados fueron encontrados culpables de homicidio por negligencia y condenados a seis meses de prisión.

Los padres y los exorcistas


La historia de Anneliese Michel causó un gran terremoto en el mundo por el gran efecto mediático que tuvo. Incluso, la iglesia revisó el ritual romano de los exorcismos provocando cambios en el mismo a partir de 1999 y en los que se establece la obligación de que el exorcista tenga conocimientos médicos.

La historia fue plasmada en dos películas: El exorcismo de Emily Rose (2005) y Réquiem: El Exorcismo de Micaela (2006).

Existen en YouTube fragmentos de las grabaciones del exorcismo de Anneliese. Son demasiado fuertes para colocar en este blog de acceso general pero puedes dirigirte allí y realizar una busqueda por Anneliese Michel. Eso si, no es para espiritus debiles. 

Por ahora, puedes visitarnos aqui y escuchar este y otros CUENTOS DE FOGATA.


 
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06 enero, 2021

La Mansión Lalaurie. Casas Embrujadas

Han pasado 241 años desde que la familia McCarthy, en la ciudad de Nueva Orleans, recibió una hermosa bebé a la que llamaron “Delphine” y la que, de inmediato, pasó a ser el centro de atención de la familia y una joya de la clase acomodada en la región. Corría el año 1780, en una Luisiana que, para entonces, aún era territorio español.

Comercio de Esclavos
La venida al mundo de Delphine coincidió con una época dorada para el gran número de inmigrantes españoles y franceses, provenientes de Canadá, que llegaron a la región atraídos por su éxito económico. En una época en la que la esclavitud aún era la base de la economía, la gran necesidad de mano de obra requerida por las enormes plantaciones de tabaco y azúcar, fue cubierta por cientos de esclavos traídos directamente de África. De hecho, Luisiana llegó a convertirse en el principal centro de trata de esclavos de toda Norteamérica. En sus principales poblados, la población esclava superaba con creces toda la población libre.

Delphine Lalaurie
Fue en este ambiente acomodado y de riqueza en el que la familia McCarthy crió a la joven Delphine. Hermosa y con todas las ventajas de la alta sociedad, la joven se convirtió rápidamente en la joya más preciada de Nueva Orleans.
 
Con solo 20 años, la hermosa Delphine se casó con el noble Español Don Ramón de López quien era el cónsul general de España en nueva Orleans. Al poco tiempo de casados, la pareja de esposos se embarcó hacia España, pero solo uno de ellos llegó a su destino. Por razones hoy desconocidas, Don Ramón falleció a su paso por La Habana y la Joven viuda llegó a España sola, con una bebé que nació en el barco durante el viaje.

Delphine regresó a Nueva Orleans y en 1808 contrajo segundas nupcias con el banquero Jean Blanque con el cual tuvo cuatro hijos y el que también murió 8 años después. Aun con cierta edad, Delphine seguía siendo hermosa, y sus dos matrimonios le habían dado cierta posición económica y social, por lo que no le faltaron pretendientes. En 1825 contrajo nupcias con su último esposo Leonard Louis Nicolas Lalaurie, mucho más joven que ella y de cuyo matrimonio la sociedad conjeturó que era solo un contrato por interés. Una vez casados, la pareja Adquirió una terreno en pleno centro de Nueva Orleans donde en apenas dos años construyeron una hermosa mansión en la que vivirían de ahí en adelante.

Fue después de mudarse a su mansión, que comenzaron los rumores y cometarios en el que se achacaba cierto sadismo y tendencia al maltrato de Delphine Lalaurie para con sus esclavos. Los Lalaurie se separaron legalmente luego de una demanda introducida por Delphine, pero aparentemente Leonard seguía visitando la casa seguido. 

La gente comenzó a notar que los esclavos de la Mansión Lalaurie se mostraban demacrados y a todas luces, infelices. Sin embargo, Delphine demostraba públicamente aprecio y preocupación por sus esclavos y llegó en algún momento a otorgar la libertad plena a dos de ellos. Inclusive, provocadas por los rumores, se realizaron un par de inspecciones oficiales a su residencia sin encontrar nada raro. Por esto, las cosas no pasaron inicialmente de ser solo rumores y cuentos en reuniones de sociedad.


Sin embargo, poco tiempo después de las inspecciones oficiales, una esclava de los Lalaurie falleció al caer de la parte más alta de la casa.  Testigos indicaron que la esclava, una niña de 14 años, corría por el techo de la casa huyendo de Delphine quien la perseguía con un látigo para castigarla. Esto provocó una nueva investigación donde, esta vez, se determinó que Delphine Lalaurie era responsable de malos tratos con sus esclavos. La ley, en castigo, le obligó a vender nueve de sus esclavos. Esclavos que, utilizando sus influencias, Delphine logró recomprar rápidamente.

Desde ese momento, los rumores comenzaron a multiplicarse y la alta sociedad de Nueva Orleans comenzó a evitar a la Mansión Lalaurie y sus habitantes. Además del caso de la niña, se rumoreaba que la cocinera de la mansión permanecía encadenada a la cocina y que las hijas de Delphine eran fuertemente castigadas si se atrevían a hablar con sus esclavos, alimentarlos o defenderlos de alguna forma.

Pero no fue sino hasta 1834 que un hecho fortuito sacó a la luz el verdadero horror de la Mansión Lalaurie.

El 10 de abril, comenzó un incendio en la cocina de la Mansión, que rápidamente amenazó con extenderse por el resto de la casa. Al momento, los vecinos acudieron a tratar de apagar el fuego y encontraron en la cocina a una esclava encadenada al horno. La esclava confesó haber iniciado el fuego intentando suicidarse para evitar un castigo de Madame Lalaurie. La Esclava indicó que hubiera sido llevada a una habitación en el tercer piso de la casa “de la que nadie regresaba”.

Tratando de controlar el incendio, los vecinos procuraron entrar a las dependencias de los esclavos a un lado de la casa, pero la encontraron cerrada. Ante la negativa de Delphine de entregar las llaves, destruyeron las puertas y entraron a la fuerza. Nada los había preparado para el horror que encontraron.
 
La prensa de la época indica textualmente que: 

"Al entrar en uno de los apartamentos, el espectáculo más espantoso se presentó ante sus ojos. Siete esclavos horriblemente mutilados fueron vistos colgados del cuello, con los miembros aparentemente estirados y desgarrados de un extremo al otro... Estos esclavos eran propiedad del demonio en forma de mujer... Habían sido confinados por ella durante varios meses, en la situación de la que así providencialmente habían sido rescatados, y simplemente mantenidos en existencia para prolongar su sufrimiento y hacerles saborear todo lo que la más refinada crueldad podía infligir


Prensa y publicaciones de todo el país describirían durante doscientos años, Las mutilaciones a las que fueron sometidos los esclavos reseñando cosas tan terribles como labios cosidos, vaciado de los ojos, arrancado de pedazos enteros de carne, cortes profundos en sus orejas y profundos hoyos en el cráneo. Incluso llegó a escribirse sobre grandes heridas en el estómago con exposición mecánica de las vísceras.

El hecho es que los esclavos se encontraron inmovilizados en posturas restrictivas, con un muy evidente estado de desnutrición extremadamente avanzada y mostraban señales de tortura aplicada con extremo sadismo. También usaban collares de hierro que inmovilizaban sus cabezas. Se llegó a comentar que se habían encontrado cadáveres desollados a punta de látigo en el tercer piso del ático, pero esto no se había confirmado. El estado de los esclavos rescatados era tan crítico, que dos de ellos murieron después de haber sido encontrados.
 
Al hacerse público el descubrimiento, la reacción de los pobladores de nueva Orleans no se hizo esperar... Una turba penetró en la Mansión y destruyó todo lo que pudo antes de que las autoridades lograran controlar la situación. Al final, solo las paredes parecían quedar en pie de lo que fuera el lujoso edificio.

Luego del incendio, Los Lalaurie desaparecieron sin dejar rastro aunque se dice que aprovecharon la conmoción durante los disturbios para escapar a Alabama y de allí a Paris donde terminaron sus días.
 
No hay forma de saber cuántos esclavos pudieran haber fallecido en la mansión Lalaurie. Durante las investigaciones posteriores, el patio fue excavado y se desenterraron al menos dos cuerpos más incluyendo el de un niño. En los registros oficiales, entre 1830 y 1834 aparece reportada la muerte de al menos 12 esclavos en la mansión de Royal Street incluyendo a una cocinera y una lavandera llamada Bonne y sus cuatro hijos. Aunque en los registros no se menciona las causas de muerte, esto no era extraño cuando se trataba de esclavos. Hoy dia, no hay manera de saber si las muertes fueron causadas por torturas o malos tratos.

La Mansión Lalaurie, o lo que quedó de ella después de los disturbios, fue vendida y restaurada dos años después en un estricto “Estilo Imperio” el cual mantuvo por más de 100 años.

Durante los siguientes doscientos años, el edificio se utilizó para diferentes propósitos, incluyendo una escuela pública, un conservatorio, un edificio de apartamentos, un refugio para jóvenes delincuentes, un bar y una tienda de muebles. Durante todo ese período, la herencia oscura del edificio ha ido acumulando una aureola de maldad que poco a poco le ha creado la fama de ser la casa embrujada más famosa de nueva Orleans. Ciudad que ya tiene su propio renombre por ser catalogada como la ciudad con más edificios con este dudoso honor.

Las historias de la mansión comenzaron inmediatamente después de la huida de los Lalaurie, ya que la gente aseguraba escuchar los gritos fantasmales de sus víctimas saliendo por las noches de la ruinosa casa. Nadie parece haber tenido ninguna experiencia con el espíritu de Delphine Lalaurie pero se ha dicho que vaga por el cementerio cercano.

Desde 1834, los registros notariales muestran que nadie ha vivido en el 1140 de Royal Street durante más de cinco años seguidos, y muchos de los que lo han hecho han sufrido de formas extrañas después de mudarse. Se sabe que la muerte, la bancarrota e incluso la locura han afectado a algunos de sus antiguos habitantes.

Se ha dicho que, en su tiempo de edificio de apartamentos, un inquilino murió violentamente asesinado después de revelar que le atormentaban demonios en la casa. Así mismo, cuando fue usada como escuela para niñas, se dijo que las estudiantes sufrían de frecuentes e inexplicables ataques de ira.

Ni siquiera los famosos parecen estar a salvo de la mala influencia de la casa. En el 2007, el actor Nicolas Cage compró la casa por 3,45 millones de dólares. En ese mismo período, el actor sufrió dificultades financieras que llevaron a que el banco ejecutara la hipoteca dos años después, vendiéndose el edificio por mucho menos de su valor real.

Desde el 2013, La mansión es propiedad privada de un magnate petrolero de Texas. Y actualmente, el dueño NO PERMITE VISITAS. Y parece que tiende a no tomar muy amablemente los tours que llevan diariamente a cientos de personas a la acera de enfrente.
 
En su tercera temporada, la Serie de terror norteamericana American Horror Story: Coven, otorgó una parte de la trama a una versión de Delphine Lalaurie y a su Mansión. Sin embargo, los set correspondientes a la mansión fueron filmados en otros edificios turísticos de Nueva Orleans ante la imposibilidad de realizar las filmaciones en los ambientes originales. 

Así que si quieres conocer en persona la que se ha dado por llamar “la casa más embrujada de los Estados Unidos” tendrás que conformarte con verla de lejitos… o conocerla en este CUENTO DE FOGATA.



 
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