Justo cuando parecía haber un respiro, ¡zas!, los números negativos surgieron de las sombras como ninjas invisibles, torciendo ecuaciones y apuñalando signos positivos sin piedad. Las fracciones volaban como flechas, veloces y mortales, con denominadores imposibles que se duplicaban en pleno aire. Una matriz colosal se alzó como castillo inexpugnable, protegida por determinantes que rugían y se multiplicaban con cada intento de acercarse.
Pero la mente de la guerrera —despeinada, con ojeras de guerra y alimentada solo por café y obstinación— no se rendía. Reunió fuerzas, afiló su razonamiento, y en una maniobra maestra factorizó como quien desarma una bomba. Sacó corchetes como escudos, lanzó teoremas como lanzas, y en un giro dramático, simplificó una expresión que parecía escrita por los antiguos dioses del caos.
Silencio.
Un último trazo del lápiz… y allí estaba. El resultado exacto. Brillaba sobre el papel como una espada recién forjada: "42" o "5" o lo que sea… pero CORRECTO.
Las raíces cuadradas se retiraron, los negativos se esfumaron entre líneas, y el cuaderno quedó lleno de marcas de victoria… y algunas lágrimas secas.
La batalla había terminado.
El ejercicio enemigo jamás imaginó que sería derrotado… por la estratega matemática de los hermosos ojos de noche.
y otros temas?
O sea, que aprobó el examen y no tendrá que recuperar en setiembre. qué bien. :)
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