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martes, 13 de mayo de 2025

Instantes...

Hoy la presentí antes que verla.

Su aroma llegó primero, como un susurro antiguo que acarició mi conciencia antes de que su figura se hiciera carne. El mundo, por un instante, respiró distinto.

No hizo falta buscarla con la vista: ya estaba en mí, en la piel erizada, en el pecho vibrante. Esa presencia etérea que influye en todo lo que toca se volvió tangible en una danza floral girando en espiral, dándole vida nueva a todo lo que nos rodeaba.

Era ella, usando aquel perfume como heraldo, proclamando al mundo su presencia, ofreciéndole la oportunidad de prepararse para recibir a su reina.

Y entonces, irrumpió con la extraña fusión de un mazo y una brisa marina. Desbordándome, provocando un cúmulo de sensaciones que mi mente, rendida, dejó pasar sin intentar comprenderlas ni contenerlas.

Solo la sentí. Solo me dejé envolver por esa calidez sin nombre que abrazó mi cuerpo como un recuerdo imposible.

Era ella.

O quizá, la eternidad que venía a mí disfrazada de instante.






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