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09 marzo, 2024

Un 28 de Febrero

 “Después de tanto tiempo que ha pasado, te parecerá mentira, pero no me acostumbro

El hombre hizo coro, casi en un susurro, a la vieja balada que la chica de la barra había colocado para entretener a su único cliente.

La soledad del pequeño bar parecía irrelevante para el hombre que, en silencio desde su llegada, bebía su cerveza. No buscaba celebrar ni ahogarse en alcohol, solo recordar. Pero la melodía que sonaba en el local rasgó una fibra sensible en su interior, distrayéndole de sus pensamientos.

- Otra cerveza por favor, y sirve una para ti, acompáñame a brindar.

- Hola, si estás aquí. Te hacía en la luna o más allá. Lo siento, no bebo con los clientes.

- Vamos mujer, sírvete un vaso con agua si quieres pero colabórame. Hay cosas que no debemos hacer solos… entre ellas brindar.

La chica inició un ademán para negarse pero algo en los ojos del hombre, y en la canción que escuchaban, la detuvo:

"…Cada vez se me hace más difícil, cada vez. Y es que, sin ti, Todo se quedó por la mitad."

Con gestos rápidos, la chica colocó dos vasos en la barra y rebuscó en la barra hasta encontrar una botella medio vacía.

Esta me la dejó mi padre. Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien – dijo, mientras vertía el licor en ambos vasos. – Bien, ¿cuál es la ocasión?

El hombre miró a la chica en silencio. Necesitaría más que una tarde de miércoles para explicarle lo de aquel 28 de Febrero, seis años atrás. El día en que, de alguna manera, su mundo comenzó a hacerse más pequeño al vivirlo entre dos. De ninguna manera le bastaría la tarde para hablarle de aquellos trece meses en que el “yo” se volvió “ella” y el “mío” se transformó en “nuestro”. Eso, siendo muy minimalista, era lo que celebraba esa tarde. Seis años de haber demediado su vida colocando color a su mundo. 

– ¿Y Bien? – Le apremió la chica – ¿Bebemos?

Sip, Por los 28 de Febrero. Los que traen a nuestra vida magia y color aunque no lo sepamos hasta que sea tarde… ¡Salud!

O.k, pues, por los 28 de Febrero será, ¡Salud!

Ambos apuraron de un trago el contenido del vaso y finalizaron el ritual colocándolo boca abajo sobre la barra.

– Es hora de irme a casa – Dijo el hombre, mirando su reloj – Gracias por el brindis.

De nada, siempre hay apoyo aquí para los clientes deprimidos. Cuando quieras, regresa. 

Con tranquilidad el hombre siguió hacia la calle mientras, extrañamente, el mismo tema aun sonaba en los altavoces del local:

Siempre pensé: La vida debe de continuar. Pero, sin ti, Todo se quedó por la mitad

Ya en la calle camino a casa, pensó que esa canción habría bastado para explicar su vida a aquella chica en el bar. Después de aquel 28 de febrero, su vida parecía haber quedado por la mitad. En estos seis años, todo lo que hacía le parecía “a medio vivir, a medio sentir”, como en aquella canción. 

Sin embargo, dando un mirada atrás recordando el gesto de la chica,  pensó que aquel "regresa" tenia un tinte bastante especial y que, tal vez, este 28 de febrero también había traído algo bueno… y se prometió volver al día siguiente.


Tema de Fondo
A MEDIO VIVIR
(Franco de Vita F. Gianmarco)
Autor: Franco de Vita





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