El hombre despertó con una sensación fría y húmeda sobre su frente. Confundido, abrió y cerró los ojos tratando de despejar su mente. No recordaba dónde estaba, ni cómo había llegado hasta allí.
La oscuridad era tan profunda, que dudó si aún estaba atrapado en un sueño. Intentó frotarse los ojos, pero su brazo derecho se quedó petrificado e inútil. El izquierdo, rebelde, se negó a obedecer la orden de buscar la causa de aquel contacto helado que sentía en su frente.
Con el miedo comenzando a anidar en su corazón, trató de mover su cuerpo en la oscuridad. Un dolor indescriptible en un costado le hizo gritar pero su cuerpo permaneció inerte. Solo su cabeza se inclinó golpeando algo con fuerza. Pudo sentir como algo sólido caía sobre su rostro, desprendido seguramente por el fuerte golpe.
Un olor conocido impregnó su nariz, exacerbado de seguro por el esfuerzo de moverse. Ya lo había sentido antes, allá en su niñez, en la granja de los abuelos. El pánico le heló el corazón. De seguro era tierra lo que sentía y olía. Era Tierra húmeda lo que le aprisionaba y le impedía moverse, y era algún tipo de fuente de agua lo que goteaba en su frente.
En ese momento, la verdad le llegó como un relámpago,… ¡POR DIOS!, ERA UNA TUMBA EN LA QUE SE ENCONTRABA… Entonces recordó. Recordó la emergencia, recordó la avalancha.. y recordó la montaña…
Recordó y, luego, se sumergió nuevamente en el olvido...
Me has dejado petrificado con esa sensación de claustrofobia que tan bien has transmitido en tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
El relato me dejó una profunda sensación de angustia. La manera en que describes la oscuridad y la inmovilidad del personaje es tan intensa que casi se siente. La incertidumbre inicial, el dolor y la revelación final de que está enterrado crean una atmósfera sofocante. Y el recuerdo de su infancia a través del olor de la tierra añade una capa emocional que intensifica y te envuelve en su desesperación de principio a fin.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Hola, Octavio.
ResponderEliminarTu relato es muy bueno, las emociones iban del texto al lector, vaya, he sentido esa angustia. Solo de pensar en que pueda suceder, que tu personaje por unos segundos ha sido consciente de lo sucedido y saber de algún modo que ahí se quedará. De verdad, que solo con visionarlo crea inquietud.
Estupendo.
Un abrazo.
Este relato me ha encantado, realmente en pocas palabras describir el significado de alguien que yace en una tumba atrapado, sin salida, ni esperanza, porque ha llegado el final. Esperemos no seamos conscientes después que partimos, cuan triste vivir esa agonía. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminar¡Uf! Un micro que deja el corazón encogido. Realmente aterrador. Has plasmado muy bien el desconcierto y la angustia del personaje. Estupendo, Octavio.
ResponderEliminarHola Octavio
ResponderEliminar¡Claustrofóbico! ¡Muy angustioso! Me has transmitido las aterradoras sensaciones que esta noche, estoy segura, me atormentarán.
A pesar de las consecuencias, ¡me encantó!
Un abrazo
Marlen
Lo peor de todo, la oscuridad y saber que muy probablemente no van a encontrarte entre las rocas y ya estás en el lugar de tu muerte.
ResponderEliminarHola Octavio que mezcla de terror e impotencia. Muy bien contada y un acierto para este reto del tintero. Buen finde, un abrazo.
ResponderEliminarPor el viejo Buenos Aires corría una leyenda de una niña de quince años enterrada viva por uno de esos episodios de desmayo y rigidez (tiene un nombre que no recuerdo), y que despertó y enloqueció tratando de salir de su ataúd. Dice la leyenda que el guardián del cementerio alertó por los ruidos extraños que oía. Abrieron la tumba y... ya lo imaginas, puesto que has sabido contarlo y despertar el terror correspondiente. Muy bueno
ResponderEliminarAlbricias, dí con la palabra correspondiente: catalepsia! Un abrazo
ResponderEliminar¡Hola! Un microrrelato con un ambiente aterrador que sin duda se refleja en las emociones y los recuerdos del personaje. Además, con una última línea muy impactante: ese olvido relacionado con la situación del personaje en algún lugar difícil de acceder.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar en el microrreto.
Joop, Octavio, menudo relato, qué ambientación más conseguida, me meti dentro de la historia como un personaje más. Mis felicitaciones!
ResponderEliminarUn abrazo
Muy angustiante Octavio. Estar enterrado en vida, darte cuenta y saber que te vas a morir ahí debe ser horroroso. Lo has contado de forma excelente. Enhorabuena. Ana.
ResponderEliminar¡Hola Octavio! Qué sensación más tétrica nos dejas con tu relato. Transmites a la perfección ese agobio de no poder apenas moverse, casi ni respirar y saber que es cuestión de tiempo que mueras porque no podrás salir de esa tumba.
ResponderEliminarUn saludo.
Tu historia aunque breve, condensa mucha ontriga y suspense! Menudo final! Sin duda una de las situaciones que puede inquietar más a cualquiera! Un abrazote!
ResponderEliminarHola, Octavio, que micro tan espeluznante, eso de que te entierren vivo debe ser de lo más horripilante, más que nada porque difícilmente salgas de ahi, pues ya te dieron por muerto.
ResponderEliminarExcelente lo inquietante de la narrativa, y ese final de paz de quien se entrega a su suerte, o mejor digo a su muerte con un viejo recuerdo de la niñez que de seguro es un alivio para su alma. Muy buen micro.
Excelente.
ResponderEliminarHola Octavio,
ResponderEliminarHas escrito un relato inquietante y terrorífico. Darse cuenta de que estás enterrado vivo es una de las peores certezas que podemos experimentar. Sentir que tus propios miembros no te responden porque les cubre la tierra y no queda espacio para ejercer ningún tipo de movimiento. Saber, de antemano, que nadie va a poder rescatarte y que vas a morir a cámara lenta, horrorizado, solo y en una completa oscuridad. Sólo de imaginarlo siento que me asfixio.
Felidades por tu ingenio.
Un abrazo.
¡Qué angustia solo con leerte! Un microrrelato redondo de principio a fin.
ResponderEliminar¡Felicidades!
Un abrazo, Octavio
Una sensación de claustrofobia muy fuerte. El sentir que estás atrapado es terrorífico.
ResponderEliminarUn abrazo Octavio
Puri
Hola Octavio. El miedo a ser enterrado vivo es algo que exploró con frecuencia Poe en sus relatos. En este caso es un accidente, una avalancha, la que provoca el fatal desenlace. Un escenario en el que el protagonista es poco a poco consciente de su nefasta realidad. Un relato angustioso que pone los pelos de punta. Un abrazo.
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