Impaciente, la niña observó por enésima vez el reloj en la pared. Le parecía terriblemente aburrido tener que esperar hasta la hora señalada pero había cometido la estupidez de convocar a esa hora y ya no podía retractarse o no llegarían todos. Para el futuro tendría que programarse mejor.
Miró por la ventana de la sala con la esperanza de observar un relámpago o un trueno que la sacara de su aburrimiento. Solo la impasible lechuza del gran árbol del patio montaba guardia a la entrada de su agujero.
Un movimiento sobre el alfeizar de la ventana llamó su atención. Aparentemente después de trepar desde el exterior, un pequeño insecto parecido a una cucaracha trataba de entrar a la casa por la ventana abierta. Tal vez era algún tipo de escarabajo, pero no podría asegurarlo.
Lejos de asustarse por la presencia de aquel bicho, la niña pareció alegrase de encontrar algo para entretenerse. Puso su mano con la palma hacia arriba y lo empujo con un dedo hasta subirlo. Elevándolo hasta su rostro, le sopló con delicadeza el polvo del caparazón y le sonrió con cariño.
No entendía como las personas podían odiar tanto a criaturas tan hermosas y delicadas. Solo querían vivir sus vidas sin molestar a nadie. Y lo hacían en los rincones de la casa más ocultos y alejados para que nadie se ofendiera o asustara de su presencia. Esta cosita en particular había decidido vivir afuera, en las bases de la casa, para que ni siquiera sus patitas dejaran un rastro que la delatase.
Cuidadosamente llevó el insecto hacia el interior de la casa. Alumbrándose con la linterna se dirigió hacia una pequeña mesa en una esquina de la habitación.
—Perdón por la luz chicos, pero no puedo ver en la oscuridad y no quisiera pisarlos —dijo, mientras caminaba por la habitación casi en puntas de pies.
Es que a su paso, pequeñas sombras se apresuraban a apartarse con una notoria aversión al suave círculo de luz emitido por la linterna de mano.
Un poco más de atención habría permitido a un observador curioso reconocer en aquellas sombras a decenas de insectos bastante parecidos al que ahora llevaba en su mano y que, en este caso no había duda, eran cucarachas… decenas, tal vez cientos de ellas huyendo de la luz.
En su afán de caminar cuidadosamente, la niña trastabilló hasta casi caer. Tratando de proteger al insecto que llevaba en la mano, su linterna rodó por el suelo alumbrando con más amplitud la habitación donde se encontraban. Aunque la recuperó con rapidez, los segundos de luz proporcionados mostraron que las decenas de sombras delante de la niña se multiplicaban por millares en el resto de la habitación.
En una escena dantesca, millones de insectos de infinidad de especies se amontonaban en un agitado mar de antenas, patas y alas de toda forma y tamaño. Al huir de la luz, los cuerpos en fuga producían un tétrico entrechocar que recordaba el rasguñar de la madera en el bosque.
—Ya va, ya va, ¡Tropecé! ¿entienden? Hoy son muchos más, hay que entrenar un poco para ser más ordenados.
Miró hacia arriba tratando de percibir alguna señal de que alguien había sido alertado de lo que pasaba en la sala. En un momento, su duda se disipó y, más tranquila, colocó su amigo junto a un montón de la misma especie que esperaba sobre una pequeña mesa.
De todas formas, dudaba que alguien quisiera bajar, aun habiendo escuchado algún ruido. Todos sabían, de alguna forma, del vínculo que se había formado entre ella y sus amigos desde que se habían mudado a aquella casa. Sabían, pero el miedo les obligaba a callar y hacerse los ignorantes.
Ahora tenían miedo, claro. Por sus nuevos amigos, pero antes se burlaban, la humillaban. En especial el idiota del novio de su hermana. No perdía oportunidad de lucirse, burlándose, poniéndole apodos, arrojándole cosas.
Solo que cometió el error de hacerla enojar, de tratar de quedarse con su habitación para estar cercar de su hermana. Una vez allí, trató de acabar con sus amigos y ella no lo podía permitir. Ahora, el estúpido se encontraba en un hospital, con lo que los médicos llamaron “una crisis psicótica”, hablando cosas de “cucarachas, arañas y bichos asquerosos que se le subían por todo el cuerpo y lo mordían”.
Aun no podía creer el infierno que había desatado aquel estúpido aquella noche apoyado por su misma familia. Decenas, tal vez cientos, de sus amigos habían perecido aplastados, envenenados o simplemente asfixiados en un sanguinario desenfreno que ella no había podido evitar.
No lo pudo evitar, pero si lo pudo cobrar. La noche siguiente sus amigos y ella le mostraron de lo que era capaz al estúpido, y a su familia traidora que lo apoyó. Y, como dijo, él estaba ahora en un hospital y sus padres, hermano y hermana en sus cuartos sometidos por el miedo.
Y ella estaba allí, con sus amigos, regodeándose en su poder sobre ellos recién descubierto y en los planes que gestaba para el futuro. Los entrenaría, les enseñaría como trabajar al unísono. Le enseñaría a sus legiones cómo convertirse en un único insecto, gigantesco, poderoso, invencible. … y luego saldrían al mundo, a tomar lo que por derecho les pertenecía.
Allí, en ese momento, la humanidad parió un enemigo.
Si Prefieres escuchar la lectura del relato, puedes hacerlos desde mi Podcast en Ivoox
Gracias, Octavio, por participar con este relato en el homenaje a Roald Dahl y su Matilda. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarHola David.. Gracias a ti por la oportunidad de aprender que siempre nos presentas.. un abrazo
EliminarHola Octavio. Está claro que esto da para una segunda parte, seguro. Me apetece leerla. Un saludo y un buen aporte.
ResponderEliminarJa ja.. en realidad pensaba en una especie de precuela.. Gracias por comentar. Saludos
EliminarGenial tu relato, Octavio. Yo tampoco entiendo el miedo que muchas personas tienen a los insectos. A mí me gustan mucho, aunque de ahí a usarlos como arma... media la distancia de que alguien merezca una buena lección como la familia de tu protagonista.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Suerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola Rosa. Gracias por comentar. Aunque hay algunos muy peligrosos en lineas generales son hermosos por lo que representan... Saludos
Eliminar¡Hola, Octavio! Un relato impactante. Has dado un giro imaginativo al tema de las cucarachas, de las que normalmente sentimos muuuucho asco, haciéndolas amigables, protectoras y protegidas por parte de la niña, aunque a los ojos del lector sean un temible ejército, especialmente en la escena del retrato infernal, número (millares) y sonidos (crujidos) Me dieron escalofríos.
ResponderEliminarUna niña que busca amigos invisibles hasta en las cucarachas habla del tremendo grado de soledad y rechazo que siente.
Hay una escena que me pareció muy visual, cuando puso la palma hacia arriba y empujó con cuidado, al bichillo con un dedo, soplándole el polvo de su caparazón (vi con toda claridad la imagen)
Bajo mi humilde criterio, hay un exceso de palabras terminadas en mente o ente, el relato es bueno, valdría la pena una revisión en ese sentido, y fluiría mejor si sacrificaras alguna. Por ej: hay dos “cuidadosamente”
El verbo discendi del diálogo creo que va con minúsculas “ —dijo mientras caminaba…”, se repite a continuación la palabra “caminaba”
Una niña especial que busca amigos invisibles hasta en los bichos habla del tremendo grado de soledad y rechazo que siente. ¡Bravo por ella!, con sus legiones de insectos consiguió derrotar al enemigo y mandarlo al hospital, casi para el otro barrio.
¡Enhorabuena, compañero!, te has montado un relato de terror y venganza.
Hola Tara, Bienvenida de Nuevo. Gracias por tus consejos. Lo mejor de participar en las convocatorias de David es la permanente posibilidad de aprender y mejorar gracias a la ayuda de los que saben y tienen mas experiencia. Gracias de verdad.
EliminarMe alegra que te guste el relato. A pesar del miedo que pueda causar su poder sobre los insectos, y su predisposición psicológica a usarlos como arma, uno tiende a identificarse hasta cierto punto con la niña.
La capacidad de expresar odio y ternura al mismo tiempo la hace de su personaje dado a convertirse en uno de mis preferidos.
Gracias por comentar Tara y, porfa, no me abandones. Un abrazo.
Has convertido algo tan feo como las cucarachas e insectos, en un relato entretenido y fácil de digerir. Muy buen trabajo y relato, Octavio.
ResponderEliminarHola.. Me alegra que te guste.. el relato, no las cucarachas.. ja ja.. Gracias por comentar.
EliminarLa venganza se sirve fría...
ResponderEliminarHas creado una especie de flautista de Hamelín a la que siguen todos los insectos de este mundo. Me ha gustado la idea de amedrentar a los malos mediante cientos de miles de insectos. La verdad es que el potencial de los niños puede llegar a ser impresionante.
En resumen, me ha gustado mucho tu relato. Te deseo suerte en el concurso. Un abrazo.
Hola. Gracias por comentar. Me alegra que te guste el relato. En realidad hay personas que se merecen su cucarachazo de vez en cuando.. ja ja .. saludos
EliminarClaro que un pretendiente a cuñado capaz de quedarse con su dormitorio por creerse superior, y los celos que suscita por el solo hecho de existir, es el enemigo perfecto para practicar con el ejército de insectos. Lo notable es que a esa altura, la familia entera se las arregle para escabullir el bulto, sin intentar siquiera algún insecticida. Se ve que la niña provoca ella misma su dosis de miedo. Felicitaciones.
ResponderEliminarHola Juana.. Gracias por comentar. la familia también llevó junto con el novio. Por eso sabe como se las gasta la nena asi que consideran mas saludables hacerse los dormiditos... Saludos.
EliminarBuen cuento, creo que ha Hitchcock no le hubiera importado hacer una peli con él.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola angel, creo que a mi tampoco me importaría que algún Hitchcock moderno hiciera una pelicula con él.. ja ja.. Gracias por comentar. me alegro que te guste. Saludos
Eliminar¡Toma ya! Esta venganza se está cocinando a fuego lento en lo más oscuro de un sótano. Y todo producido por la prepotencia de un engreído niñato con las hormonas revueltas.
ResponderEliminar¡Menudo enemigo ha creado para el resto de mortales inocentes!
Abrazo.
Ja Ja... Hola Francisco, seguro que después del asunto con los insectos la chica no le pareció tan bonita al hombre. Gracias por comentar. Un Abrazo
EliminarUn relato muy muy inquietante que lleva a preguntarse por las circunstancias de ese personaje que parece tan abandonado y solitario. Gran historia, Octavio. Muy original también esa vuelta de tuerca al mundo de las cucarachas. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarHola Marta, sip la soledad tiende a llevarlo a uno a las malas compañias. Gracias por comentar. saludos.
EliminarHola, Octavio. Leyendo el relato me estaba pareciendo continuar con la convocatoria de fobias, jeje. Malditos bichos. A mí me dan mucha grima. Pero sí es cierto que esas criaturas son aptas para muchas historias, de misterio y terror, como la tuya, con ese toque de venganza que aliña aún más la trama. Y con todo, lo dejas en stand by, sin cerrar, con una advertencia sobre un horizonte plagado de historias.
ResponderEliminarMuy bueno, compañero, me encantó.
Un abrazo!
Hola Pepe. Ja ja.. en este caso la niña es lo opuesto a las fobias... seria mas bien como una "entomofilia" la de la niña. Gracias por comentar, me alegro que te guste. Saludos.
EliminarHola Octavio , te aplaudo y te felicito por tu relato
ResponderEliminarque la verdad sea dicha , me a gustado que la niña tenga ese poder , ahora que yo les tengo terror a las cucarachas , te deseo un feliz Domingo
y una buena semana , saludos de flor.
Hola Flor. Me alegra que te guste. Bueno, puedes hacerte amiga de la niña del relato y ella de seguro mantendrá las cucarachas lejos de ti.. ja ja.. Saludos.
ResponderEliminarHola, Octavio. Me gusta cuando la lectura me transmite sensaciones, y compruebo con agrado, que has sabido sacar partido a estos espeluznantes bichos. Buen trabajo.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Carmen. Escribirlo también trajo lo suyo en el campo de las sensaciones.. ja ja.. Gracias por comentar. Un abrazo
EliminarHola, Octavio. De alguna manera me ha recordado el ejercicio del mes anterior sobre las fobias. Me ha sorprendido el cuidado, afecto, con el que trata a los animalitos odiados por la mayor parte de personas. y después forma un ejército para vengarse. Buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan. En este caso la niña tien una especie de entomofilia mas que una fobia. Es como la otra cara de las fobias... gracias por comentar. Un abrazo
EliminarHola Octavio, igual que Isan también me hiciste recordar los relatos sobre fobias, me imagino que más de uno sentirá que se le sube algún bicho al leerlo. Buena manera de vengarse usando insectos. Saludos...
ResponderEliminarHola Ana, te cuento que pasaron algunos dias para que dejara de sentir que los bichejos se paseaban por mi espalda.. ja ja. Gracias por comentar. Saludos
EliminarHola Octavio. ¡Vaya tela con tu protagonista! Es la versión oscura del superhéroe de mi relato anterior la Corredera Humana. Entiendo que la protagonista habrá sufrido algún tipo de malos tratos y se ve reflejada en esos insectos que con tanta pasión defiende. Lástima que la injusticia sufrida genere tanto odio.
ResponderEliminarUn gran trabajo. Mucha suerte en el concurso.
ja ja.. Si, solo que esta no le teme a las cucarachas y los bichejos no se rien de ella... sin embargo, si creo que necesita una visita al psicologo, por lo de querer dominar el mundo y eso.. ja ja... Gracias por comentar. ¡saludos!
EliminarLos insectos, son ciertamente un rival poderoso, yo personalmente siento mucho disgusto por ellos, pero aqui nos muestras un poder capaz de hacer que esas pesadillas de seis patas nos copen y nos destruyan. Un relato aterrador. Y en cierta forma muy divertido. Tienes una narrativa muy buena
ResponderEliminarHola José.. en realidad son un ejercito muy poderoso. Con muchos enemigos ni siquiera necesitarían luchar ya que pondrian pies en polvorosa solo ante su presencia.. Gracias por comentar. Saludos
EliminarOctavio qué agónico debe ser caer de sopetón en esa habitación del pánico, ja, ja, Seria mi peor pesadilla.
ResponderEliminarJa ja.. Ni siquiera me hagas imaginarlo que duré algunos dias tratando de dejar de sentirlos subiendose por mi espalda.. gracias por comentar. Un abrazo.
Eliminar¡Hola! No soporto a los bichos y el solo hecho de pensar en una habitación llena... ¡Qué horror! jejej. Pero el relato me ha atrapado desde el principio y esa idea de entrenarlos parar que actúen como un único bicho invencible me parece genialmente maléfico.
ResponderEliminar¡Feliz domingo!
Hola.. Gracias por comentar. En realidad serian aliados muy poderosos, si tan solo pudieramos olvidar que.. "Son bichos".. ja ja. Saludos
EliminarIgual que una de las diez plagas que asolaron Egipto según las fuentes bíblicas, tu protagonista inicia el reclutamiento de sus nuevos aliados para llevar a cabo sus planes. Entretenida e inquietante historia en la que los insectos gozan del protagonismo junto a la niña.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato. Suerte en el Tintero.
Hola, gracias por comentar. No le des idea a la niña que podria comenzar a lanzar langostas sobre nosotros.. ja ja. Saludos.
EliminarHola Octavio. Una niña de armas tomar, que poseedora de un poder especial no duda en utilizarlo contra quienes se interponen en su camino, si bien por otro lado se muestra cariñosa y tierna con sus nuevos amigos. Bien pensado no es mala idea tener un ejército de insectos a tu disposición, dado que son la especie más abundante del planeta. la idea es original para el tema que se propone en esta edición. Muchas suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge... en realidad seria un ejercito invencible ya que habria reclutas inagotables si consideramos que una sola cucaracha de cierta especie puede producir hasta 300.000 crias en un año (¡Es cierto!, lo investigué).. saludos
EliminarHOla Octavio, gracias por tu comentario. En cuanto a tu relato, me ha gustado, es muy ilustrativo. Esa niña que no sabes porqué está encerrada en una habitación con cientos de escarabajos de todo tipo, y sobre todo, cucarachas. Te haces una idea del abandono de la habitación y por tanto de la chiquilla. Esa alianza con las criaturas para ir contra el mal, me ha parecido fantástico. Gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Emerencia, Gracias por comentar. Si, el abandono fisico y espiritual de la niña es el ambiente ideal para la multiplicación de muchos "bichos" tanto fisicos, como espirituales... Saludos
Eliminar¡Hola, Octavio!
ResponderEliminarTu relato me ha dado: miedo. De verdad, no esperaba el final y esta muy bien. Me ha gustado mucho y más el que pongas el tema de los insectos y que (al menos de todos los relatos que he leído hasta ahora) seas el único que hayas hecho a un personaje ''malo'' y que expliques tan bien como se siente la pobre niña, haciendo que empatices con ella.
¡Nos leemos!
Hola Ana, a veces olviamos que los "Malvados" han surgido de un contexto que, de haberse, evitado habrian evitado su aparición. Saludos y gracias por comentar.
EliminarHola Octavio, un relato de película. Muy descriptivo porque permite asegurar al lector hasta cierto escalofríos jajaja de tener esos bichos en tu cuarto.
ResponderEliminarHola. Gracias por comentar. No creas, escribirlo tambien causó sus escalogrios.. ja ja. Saludos
EliminarHola, Octavio. Has conseguido un inquietante relato. Los espeluznantes aliados de la niña la hacen temible para cualquier enemigo, como pudo comprobar el estúpido de su cuñado. Muy logrado. Un saludo y suerte en el Tintero
ResponderEliminarHola Jose. Gracias por comentar. Cualquiera se le mide a la niña cuando hace fiesta junto a sus amiguitos.. ja ja.. Saludos
EliminarHola, Octavio. Lo que no sabia esta niña es que enfrente tenía un vecino con ese mismo poder sobre los reptiles. Con los grandes el problema de la alimentación estaba resuelto con ratones o ratas y los domingos algún perro o gato del vecindario. En cambio, para las ranas y lagartijas encontraba gran escasez de insectos, así que cuando descubra la despensa de enfrente de su ventana volveremos al equilibrio que necesitamos aunque el resto del mundo nunca nos enteremos de ello.
ResponderEliminarSaludos y suerte ����
Hola... Ja ja. en realidad la nena estaba conciente de las habilidades de su vecino. Por eso cultivó una gran amistad con la lechuza que vive en el arbol frente a su casa. El ave y su familia se convirtieron en guardianes que mantenian lejos a todo reptil que tratara de desayunarse alguno de los pequeños soldados de la niña.
EliminarGracias por comentar.. ;)
El niño de enfrente no se chupaba el dedo y dispuso de cebos para los ratoncillos, de los que había plaga, para tener a la lechuza bien comida y servida. En la siguiente revista cuando pase lista a sus tropas de insectos verá como algunas deserciones forzosas ha habido en sus filas. Ley de vida que el equilibrio mantiene
EliminarSaludos.
Esa niña rodeada de todas esas cucarachas da escalofríos, le obedecen y la convierten en poderosa. Todos esos bichos juntos formando uno solo con más poder da miedo. La verdad a mi son unos insectos que no son de mi agrado.
ResponderEliminarBien contada toda la trama.
Un abrazo Octavio
Puri
Hola Puri, un solo bichito en la ventana parece ser bastante desvalido pero cuando vemos a todos sus amigos en la sala de la casa comprendemos el verdadero poder de la niña, la amistad con los bichejos y el poder que le dará la union y trabajo conjunto... Gracias por comentar. ¡Saludos!
EliminarHola Octavio, sin duda una historia inquietante, me gusta mucho la idea, dejas al personaje a medio camino entre un héroe y un posible villano, con un poder inmenso y al parecer futuros planes de venganza, me ha encantado tu narrativa y tu original idea. Un gran abrazo, saludos y suerte¡¡¡
ResponderEliminarHola.. la verdad la diferencia entre un heroe y un villano está en la oportunidad. La niña aún no se le ha presentado esta oportunidad así quién sabe que camino elegirá... gracias por comentar. ¡Saludos!
EliminarHola, Octavio. Un relato sumamente impactante. No solo porque nos metes de lleno en el terror con esos bichos tan feos, sino que luego les haces tomar un protagonismo que deja la piel de gallina. Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarHola Mirna, Gracias por Comentar. me alegro que te haya gustado. saludos.
EliminarHola, Octavio, ¡qué derroche de imaginación el tuyo! Te felicito. El protagonismo de esos bichos, la atmósfera inquietante que creas y el futuro planeado es para echarse a temblar. Una nueva pandemia.
ResponderEliminar¡Saludos!
Hola.. Gracias por comentar. Me alegro que te haya gustado..
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