La papelera, abarrotada, negó refugio al papel arrugado que voló hacia ella, dejándolo caer al suelo junto a media docena más de hojas maltratadas. Las hojas caídas, junto a las que colmaban aquel depósito de fracasos, daban mudo testimonio de la sequía creativa que consumía al hombre sentado frente al escritorio.
El desastroso estado de su cabello y barba, así como la camisa desabotonada y arrugada, combinaban con los vasos de café vacíos y los platos sucios que lo rodeaban. Juntos, componían un cuadro que proclamaba con elocuencia las largas horas que había consagrado a aquel arduo menester.
Con la cabeza entre las manos, el hombre escrutaba su cerebro buscando entre sus recuerdos un destello de la musa que le devolviera las palabras perdidas. Pero solo encontró el vacío.
Había ofrendado cada ápice de su ser, alma y corazón, construyendo un universo de devoción para aquella mujer que había sido su todo. Y aquel universo, aquel mundo mágico, se desmoronaba por la falta de atención, ignorado por aquellos hermosos ojos del color de la noche que lo alimentaban.
Con el dolor en los ojos, leyó la única línea en el papel sobre la mesa:
– Yo la amaba…
Con desesperación arrugó el papel y lo arrojó al cementerio de tristezas en la papelera al fondo… y escribió en una nueva hoja
– Ella eligió. Yo no supe hacer que me amara…
y colocando nuevamente la cabeza entre sus manos, escrutó su cerebro, tratando de encontrar la musa que había perdido…
y otros temas?
El desamor un gran enemigo de la inspiración o podemos buscar justo lo opuesto y encontrar las letras adecuadas para curar las heridas
ResponderEliminar¡Buenas, Octavio!
ResponderEliminarMe ha encantado cómo logras transmitir la desesperación del protagonista con tanta precisión. La imagen de la papelera como un cementerio de fracasos es brutal y le da un peso simbólico tremendo. Además, el ambiente cargado de caos y obsesión se siente auténtico, como si el personaje estuviera atrapado en un bucle del que no puede escapar.
El giro final, con ese intento de reformular su historia, refuerza la idea de la frustración eterna del escritor. Muy bien construido, con un cierre que deja eco.
¡Un saludo, compañero!
Tarkion
Gracias, Octavio, por aceptar el reto del desamor. Un saludo.
ResponderEliminarHola Bruno, bien contado. Curiosamente para tu protagonista fue sequia y desamor, lastima. Un abrazo.
ResponderEliminarCuando se trata del amor de las musas hay que saber de antemano que estas son muy esquivas y caprichosas. Para desesperación de quienes las anhelan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Octavio un gran microrrelato sobre el desamor y cómo afecta el proceso de escritura de alguna persona. ¿Escribimos mejor cuando estamos felices o tristes? Te felicito por tu relato. Saludos. Ana Piera.
ResponderEliminarTú también puedes elegir. Quizá esa musa no te merecía.
ResponderEliminarHola, Octavio. Una escena de colapso vital y creativo muy bien captada. Ay, esa musa huidiza...
ResponderEliminarOooh, qué imagen más triste. Un amor no correspondido es doloroso. No puedes amar por dos. Espero que este pobre hombre solo se limite a escribir y no dé un paso a lo que se intuye entre estas líneas.
ResponderEliminarMuy buen relato. Mi enhorabuena.
Un saludo.
Si no lo buscas, te persigue. Si lo buscas, echa a correr. Lo mismo que el el fuego fatuo es la inspiración. Gracias y saludo.
ResponderEliminarTremendas palabras finales, la una eligió y el otro no supo qué y cómo hacer, muy buen relato con muy buenas frases, me gustó mucho.
ResponderEliminarSaludos.
PATRICIA F.
Hola, Octavio.
ResponderEliminarMe ha gustado como has jugado con nosotros, bueno, conmigo, hasta al final, al descubrir que su gran pérdida es la musa que lo inspira. Transmites perfectamente la frustración, desesperación y dolor, por la incomprensión de un afecto no correspondido.
Un abrazo.
Que te abandone una musa tiene que ser terrible. No hay musas de repuesto y el bloqueo que se produce no tiene solución si ella no vuelve. Un buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bien reflejada esa angustia, esa desesperación, no es para menos al perder no solo el amor, si no su fuente de inspiración . Saludos
ResponderEliminarTu texto refleja de manera conmovedora la lucha interna de un hombre consumido por el bloqueo creativo y emocional. La imagen de la papelera llena de hojas arrugadas es un símbolo claro de su frustración y su incapacidad para expresar lo que siente. Me impactó cómo se relaciona su falta de inspiración con el dolor de un amor no correspondido. Él ha dedicado todo su ser a una relación que no pudo sostener, y esa desesperación se ve reflejada en su incapacidad para escribir algo que capture su tormento. Es un retrato poderoso de cómo el desamor puede drenar no solo el corazón, sino también la creatividad.
ResponderEliminarExcelente relato. Un abrazo
Hola, Octavio, en tu texto no solo hablas del desamor, sino también de la falta que va a suponer en su vida su musa, es decir, tratas dos "desamores" diferentes. De ambos se sale, no hay duda, del primero, alguien ocupará su corazón tarde o temprano y del segundo, otra musa, sin que se dé cuenta, llegará. Un texto con mucho significado.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Las musas son esquivas. Amarlas, es amar una ilusión, un sueño que se romperá.
ResponderEliminarUn saludo.
El desamor se llevan las musas, aunque a veces puede traerlas también.
ResponderEliminarUn saludo!
¡Hola Octavio! El desamor puede ser muy ruin y mezquino, llevándose nuestra capacidad de concentrarnos e inspirarnos a veces. Pero, también, en algunas ocasiones, un desamor puede traernos la inspiración para escribir o componer.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, Octavio, tu relato me parece que asocia de manera directa a esa mujer, que es el gran amor de su vida y que también era su musa e inspiración para sus escritos. Al irse ella de su vida por falta de atención, también se llevó toda su inspiración, por lo que la pérdida es doble. Con razón está tan desaliñado, los escritores muchas veces se meten tanto en su mundo literario, que se olvidan de su verdadero mundo exterior, que mayormente es la fuente de su inspiración. Perdido lo poco, también se pierde lo mucho, o viceversa, según se mire.
ResponderEliminarMuy gráfico y deprimente el micro, pero muy revelador, me ha gustado.
A lo mejor buscaba escribir sobre el amor, cuando —como tú has demostrado— el desamor puede dar el mismo juego.
ResponderEliminarBuena aportación al reto.
Un abrazo.
Buenas, Octavio.
ResponderEliminarUn relato muy bien llevado, me ha gustado como el protagonista nos iba mostrando sus sentimientos a través de un escrito no llega a conseguir escribir. Esas musas traicioneras.
Un saludo.
Irene
Hola Octavio. Quizás el hombre es demasiado duro consigo mismo, después de todo el amor es siempre cosas de dos, si uno lo intenta y el otro no poco se puede hacer. En cualquier caso solo ese hombre consumido por el dolor sabrá de la historia que deja atrás y que podemos entrever en su angustia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Octavio. Sin dudas, había una dependencia tan grande de esa musa que toda su vida se desmoronó. A veces la dependencia se instala sutilmente, aunque tratemos de evitarla. Queda comenzar a achicar, como cuando un bote tiene filtraciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un microrrelato intenso y evocador que captura el tormento de un escritor bloqueado por el desamor. La imagen de la papelera abarrotada como “cementerio de tristezas” y las hojas rechazadas es un arranque poderoso que refleja su frustración creativa y emocional. El estilo es descriptivo y poético, con detalles como el cabello desastroso, la camisa arrugada y los platos sucios que pintan un cuadro vívido de su caos interno. La musa perdida, ligada a una mujer de “ojos del color de la noche”, añade una capa de dolor romántico que culmina en las dos líneas escritas: una confesión de amor y una resignación desgarradora. El final, con él buscando sin éxito, es triste pero efectivo. Felicidades.
ResponderEliminarSe me olvidaba incluir el enlace a mi participación en el reto, para que no tengas que buscarlo, porque además salgo en el espacio de comentarios con un perfil que abrí en bloggers hace años y no se corresponde con mi perfil real en wordpress. La Url de mi micro para este reto es:
ResponderEliminarhttps://marcosplanet.blog/mensaje-desde-una-cima-nevada/
Qué difícil es encontrar en las musas ese desamor cuando no lo has vivido. Un saludo.
ResponderEliminar¡Hola, Octavio! ¡Qué forma tan elocuente de conectar un desamor con una crisis creativa! Me ha gustado la forma, exacta y pulcra, de dibujar el alma atormentada del protagonista.
ResponderEliminarUn abrazo desde la Buhardilla de Tristán.